La Alhóndiga acoge de forma permanente el mobiliario del despacho de Ricardo Bastida.
Se trata de un homenaje al arquitecto que ideó la Alhóndiga como almacén de vinos.
Dentro de una de las urnas del tercer piso de la Mediateka, se ha recreado con los muebles originales donados por la familia el espacio de trabajo del arquitecto: planos, carpetas, gafas.... parece que el tiempo se ha detenido.
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